Espolón
vampiro. Aguja de la Pirámide (La Cabrera) 8/10/16
Quedamos
sobre las 9 en el aparcamiento de las
Agujas. Esta vez estábamos Piña, Lidia y yo. Nunca había estado en esta
zona, pero es fácil llegar, se debe meterte en el pueblo y en vez de aparcar
donde se deja para hacer el Pico de la
Miel, continuar para coger la calle
Encerrada. Se acaba el asfalto pero se continua por el camino en buen
estado hasta encontrar un descampado a la izda, teniendo en cuenta que está
justo enfrente de las Agujas.
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Las Agujas al empezar el camino de aproximación |
En
estas fechas amanece más tarde. La luz matinal empieza a tener esos tonos
anaranjados que parecen el preludio de los colores que veremos en unos días,
aunque el otoño se resiste a venir y la temperatura siga siendo de inicio de
septiembre.
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El Pico de la Miel al amanecer |
El
camino de aproximación sale enfrente del aparcamiento en dirección a las Agujas. Enseguida se ponía cuesta
arriba. Al poco de empezar nos salimos del “camino” y jabalineamos un rato
hasta encontrarlo de nuevo. Se nota que aquí la senda no esta tan trillada como
la que sube al Pico de la Miel. Al ir
acercándonos a las Agujas, reconocimos enseguida el Diedro de la Deportiva en la llamativa Aguja sin nombre y desde su base rodeamos hacia la derecha la Aguja de la Piramide hasta llegar al pie
de la vía elegida, el Espolón vampiro.
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Aguja sin nombre a la izda y Piramide a la derecha |
Supe
de esta vía, nada más meterme a la página de escaladoresdelacabrera.com. En
ella cuenta la historia de los aperturistas y el porqué de su nombre. Uno de los
aperturistas, Jorge Gª Fernandez le
apodaban “el Vampiro”. Además le acompañaron Ricardo y Luigi abriendo la vía el 3/11/1979. Además en esta página
describen los largos. También hay más croquis por internet, uno muy bueno como
siempre en viaclasica.
Tenía
toda la pinta de ser una clásica desde el inicio, y comprobamos después…
fisuras, fisuras y su dosis de vegetación al no ser muy repetida, lastima ya
que al principio afea un poco la vía. El primer largo era una plancha de musgo entera
hasta llegar a las encinas características. Visto después, se puede evitar este
largo guarrete, entrando por una vira que llega hasta estas encinas. Al ver
esta plancha de musgo que va por el espolón fisurado, empecé por una zona que
hay más limpia debido a un
desprendimiento, pero cuidado que hay cosas que se mueven. Monte reu en la
última encina antes de empezar el siguiente largo.
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Llegando a la primera reunión entre encinas |
Salió
Piña para el siguiente, con un primer paso fácil pero con su costra de musgo y
liquen, aderezado con las ramas de las encinas en la que se enganchaban todos
los cacharros… un poco caos, aunque le
daban cierto ambiente… tanto que cuando me toco salir, me metí un resbalón por
querer salir rápido de esta zona tan sucia… concentración!! no sé si fue por
esto o no, el caso es que me ví con algo de desconfianza en prácticamente toda la vía… aunque luego lo
fui sacando más o menos bien.
Piña
subió bien y tranquilo, protegiendo, usando los dos clavos que quitan un poco
de picante al aire que corre cuando te asomas a la placa donde se inicia la
fisura que se sigue hasta la reunión en una encina. La fisura donde están los
clavos es pequeña y se va ensanchado al final.
Lo ideal hubiera sido continuar el corto siguiente largo pero Piña decidió
montar aquí… al menos se estaba a gusto en esta repisa, y se podía disfrutar de
unas vistas excepcionales de toda la sierra
de la Cabrera y alrededores. También aproveche para sacar unas fotillos
chulas a Lidia… parece buena y todo… jeje.
Piña
dijo que sacaba el siguiente pequeño largo, para que yo hiciera el resto. Así
lo hizo, y este largo se puede dar por la fisurilla de la izda pegada al
espolón o por una baravesa con buen canto que hay en medio. Piña vio la
baravesa y se fue a por ella. Era ancha y entraba el “martillo pilón”… el 5 de camalot que lo subí por si acaso. Después
de meterlo, subió un poco, se pensó si proteger o no y como no lo vio claro,
continuó el largo, dándose unos pasos algo expuestos pero fáciles ya que tenías
buenos cazos.
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En la baravesa inicial del 3er largo |
Después se salía a una fisura ancha que era fácil, sobre el V,
para llegar a la reunión en otra encina. Subimos Lidia y yo, sin más
complicaciones con dos apretones en la baravesa que tenía peor pinta de lo que
luego es.
Me
tocaba el cabo caliente… ví la chapa y la fisura que me tocaba… buena pinta. La
confianza no era muy grande, pero me mentalice para tirar para arriba y punto.
Así hicé, subí los primeros metros en una placa, con pequeñas regletillas, que
tiene su punto… dicen IV… quizás algo más….
O me pareció a mí por la exposición. Se llega a la chapa y desde allí se
hace una pequeña travesía a derecha para coger la fisura que se debe remontar
entera. Los primeros pasos de la fisura son fáciles hasta una repisita ancha.
Allí empecé a coser el largo. Me daba un paso, friend a la fisura, otro paso,
friend a la fisura, empotre de pie y/o mano, friend a la fisura… quizás
sobreprotegí porque no tenía la confianza que por ejemplo llevaba en la Calavera…
hay días y días pensé… a seguir!! El
caso es que lo iba sacando sin demasiados agobios, solo los que me metía en la
cabeza. Buscando había cositas para manos y pies en la placa, aunque debías ir
colocándote en la fisura de la forma más cómoda posible y eso a veces era difícil.
En la salida de la fisura se quedaba más estrecha, en una de dedos y entraban
aliens pero tenías alguna regletilla maja con lo que salí ya a unas repisas
fáciles, llenas de musgo como no, y vi las argollas de la reunión. Desde aquí
podía haber continuado pero preferí darme un respiro al contemplar el techito
que venía después. Subieron Lidia y Piña más o menos bien.
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Saliendo de la fisura a las repisas musgosas |
Me
pensé darle por el techito ya que tenía un cuerno de roca bastante bueno y parecía
laceable para quitar exposición, pero al tener la fisura evidente a la izda
pues me decanté por ella, para seguir con la master class de fisuras. Esta era
peleona y no veía donde poner pies con lo que metí el morado y tire de él, para
subir un poco y allí te podías medio empotrar por detrás del techo, donde no se
estaba mal. Aquí acababa la dificultad, sacabas manos por encima y salías a
unos grandes bloques, desde donde, si no se quiere subir más, puedes dar por
finalizada la escalada, pero al ver dos argollas un poco más arriba y ver que
se alcanzaba la cumbre, me salió mi alma montañera de que se debe siempre
alcanzar la cima de una montaña, con lo que un par de pasos en un bloque y cima
en las dos argollas.
Subieron, intentando el techo Lidia, que al
final evitó y llegaron a la cima en nada. Muy chula con grandes vistas de toda
la zona. Se veían buitres en la Aguja sin nombre. Vimos que se podía destrepar
hacia el norte por unos bloques hasta coger la canal de bajada hacia el E, con
lo que recogimos cuerdas y volvimos al pie de vía bajando con cuidado porque
había mucha tierra suelta y era terreno propicio para darte un buen resbalón.
Recogimos
todo y bajamos con una sudada importante, quejándonos del excesivo calor para
la época del año que es y pensando en tomarnos las birras en el pueblo de La
Cabrera, para contar impresiones, batallitas y futuras escaladas, como siempre
intensas y con sabor clasiquero.
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